¿Cómo mindfulness te ayuda a ser un mejor terapeuta?

¿Cómo mindfulness te ayuda a ser un mejor terapeuta?

En el campo de la psicología y la psicoterapia, la práctica de mindfulness ha ido ganando terreno como una herramienta fundamental. Según una encuesta publicada por la revista Psychotherapy Networker en 2007, más del 40% de los psicólogos clínicos en Estados Unidos se adscribieron a una terapia basada en mindfulness. Este dato es revelador, ya que indica un creciente interés y reconocimiento en torno a los beneficios de esta práctica para los profesionales de la salud mental.

Hoy en día, sabemos que más allá de las técnicas específicas utilizadas, la relación entre el terapeuta y el paciente es un factor crucial en la efectividad de la psicoterapia. Como señalan Lambert y Ogles (2004), la calidad de esta relación puede superar incluso la importancia del enfoque terapéutico en sí mismo.

Es en este contexto que mindfulness emerge como un elemento esencial. Numerosos investigadores apuntan a esta práctica como el ingrediente clave en diversas modalidades de terapia (Germer, 2005). Entre las terapias basadas en mindfulness y las que incluyen algunos componentes del mindfulness destacan:

  • Psicoterapia Gestáltica
  • Terapia Conductual Dialéctica (TCD)
  • Terapia Breve Relacional (BRT)
  • Terapia Cognitiva basada en Mindfulness (MBCT)
  • Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)

Más aún, Fulton (2005) afirma que la práctica de mindfulness puede ser un recurso valioso para entrenar a terapeutas de cualquier orientación teórica, al permitirles influir en los factores que determinan el éxito del tratamiento.

Daniel Siegel (2010) incluso sugiere que la práctica del mindfulness debería considerarse el entrenamiento básico para cualquier terapeuta. Esta afirmación subraya la importancia de cultivar una atención plena y receptiva hacia la experiencia del paciente como parte fundamental del proceso terapéutico.

La base de una relación terapéutica efectiva comienza con la presencia genuina del terapeuta hacia el paciente. Esto implica estar completamente presente y abierto a la experiencia del paciente de manera incondicional. Esta apertura surge de la aceptación de la incertidumbre y la disposición a explorar lo desconocido junto con el paciente.

Desde esta presencia, surge la sintonía, un proceso en el que el terapeuta enfoca su atención en el paciente y sintoniza con su experiencia interna (Siegel, 2010). En este estado, el paciente se siente verdaderamente escuchado, comprendido y acompañado en su proceso de cambio y crecimiento.

Una de las razones por las que el mindfulness y la relación terapéutica están tan estrechamente relacionados es que comparten circuitos nerviosos similares. Cuando practicamos mindfulness, estamos entrenando la capacidad de sintonizar con nuestra propia experiencia interna, mientras que en la relación terapéutica, esta sintonía se extiende hacia el otro (Siegel, 2007). Así, la práctica del mindfulness prepara al terapeuta para estar plenamente presente y receptivo durante las sesiones terapéuticas.

Además de beneficiar la relación terapeuta-paciente, el mindfulness también puede ser enseñado a los propios pacientes como una herramienta terapéutica. Enseñarles a practicar la atención plena y a cultivar la capacidad de flexibilidad mental puede ser especialmente útil en el manejo de diversos trastornos psicológicos.

No es de sorprender que existe una extensa evidencia científica sobre la utilidad de mindfulness ha demostrado utilidad en una variedad de trastornos mentales y físicos incluyendo estrés, depresión, trastornos de ansiedad, trastornos de conducta alimentaria, dolor, cuadros emocionales vinculados a cáncer, etc.

Mindfulness no solo beneficia la relación terapéutica al promover la presencia y la sintonía entre el terapeuta y el paciente, sino que también puede ser una herramienta terapéutica poderosa en sí misma. Al integrar el mindfulness en la práctica clínica, los psicólogos y psicoterapeutas pueden mejorar la efectividad de sus intervenciones y promover el bienestar emocional y psicológico de sus pacientes de manera más holística y completa.

A fin de lograrlo, es indispensable que el psicólogo o psicoterapeuta cuente con una sólida práctica personal y una adecuada formación en mindfulness. Esto no se puede alcanzar tomando un curso de mindfulness o leyendo unos cuantos libros. El entrenamiento debe ser completo y riguroso e incluir extensa práctica, enseñanza y supervisión, como el programa de certificación que ofrece el Instituto Latinoamericano de Meditación y Mindfulness.

Referencias

  • Simon, R. (2007). The Top Ten. Psychotherapy Networker, March/April.
  • Lambert, M. J. & Ogles, B. M. (2004). The efficacy and effectiveness of psychotherapy. En: M J Lambert (Ed.). Bergin and Garfield’s handbook of psychotherapy and behavior change. New York: Wiley.
  • Germer, C. K. (2005). Mindfulness; What Is It? What Does It Matter? En: Germer C K, Siegel R D y Fulton P R. (2005). Mindfulness and Psychotherapy. New York: The Guilford Press.
  • Fulton, P. R. (2005). Mindfulness as Clinical Training. En: Germer C K, siegel R D y Fulton P R. (2005). Mindfulness and Psychotherapy. New York: The Guilford Press.
  • Siegel, D. J. (2007). Cerebro y mindfulness. Paidós: Barcelona.
  • Siegel, D. J. (2010). The Mindful Therapist. Norton: New York.

Agradecimientos

Agradezco el apoyo del Mtro. Antonio Albanés, por sus sugerencias en la elaboración a este artículo.

Héctor Bolaños